jueves, 14 de agosto de 2008

Llegada

- Todo es un poco complicado como para explicároslo aquí (además de personal), así que omitiré detalles y, simplemente, diré que estaba un poco temeroso de nuestra reacción (de mi chica y mía) al vernos, por primera vez, después de tanto tiempo.

Martes 12
El viaje en avión ha sido bastante rápido (hora y cuarto en lugar de las dos horas que se dijo en un principio). Mi primer viaje en avión SOLO. El primero fue con Betty, cuando fuimos a Shanghai y, a pesar de ser infinitamente más largo, fue menos traumático.
Aterrizamos con turbulencias. El suelo se puso a mi derecha. ¡A MI DERECHA! ¡ NO DEBAJO COMO DEBERÍA SER! Y aterrizamos bruscamente y entre los grititos histérico-jocosos de la gente. ¿Porqué hacen eso? ¿No ven que asustan a los demás? Yo me mareé un poco y me acordé de las escasas veces que subo a las atracciones de ferias y parques de atracciones.
Cuando tocamos tierra, una musiquita como la que suena en los hipódromos y los aplausos de la gente me tranquilizaron... Seguíamos vivos.

Sí, quizá yo sea un poco exagerado, pero ponéos en mi lugar e imaginad a una parejita a vuestro lado diciendo "¿Y si nos la pegamos? ¿Vamos a morir?"... Sin palabras.

El aeropuerto. Cojo mi maleta y voy al baño. Al salir, Ana está allí.
No puedo evitar la sonrisa más grande, más sentida y llena de emociones que he tenido en muchísimo tiempo.
Me acerco a ella y nos abrazamos. Parece que el tiempo no pasa. Entonces, ella me coloca un auricular de su mp3; "Shine on", de Jet, una de nuestras canciones, tan llena de significado como bonita y emotiva. No puedo evitar volver a abrazarla de nuevo y llorar. El auricular se me cae y queda suspendido entre los dos, a la altura de su pecho y la música me llega todavía a pesar del ruidoso silencio del aeropuerto. La música sale de su corazón.

Depués de esta dósis de mermelada, solo diré que fuimos directamente a su casita en Roma. Un hogar adorable, como salido de alguna película de Jean Pierre Jeunet. Maderita, plantas, ese olor a antíguo, entrañable, anaranjado... Me encanta. Salvo por las vías del tren que, aunque de día aún lo hace más entrañable, llega un momento por la noche que, donde debería estar el silencio, solo hay traqueteos y pitidos sin fín.

En Roma los coches no dejan de circular a ninguna hora. Día y noche constántemente. ¿Porqué? ¿A dónde van a esas horas? En fín...

Después de descansar, mi primera comida "italiana". Entre comillas porque buscamos un restaurante y estaba todo cerrado (aquí cierran enseguida según que comercios), así que fuimos a un indio. La verdad, estaba delicioso y nos recomendaron acompañar nuestras elecciones con un poco de arroz y una especie de empanadillas rellenas de guisantes y una pasta muy rica (quizá fuese falafell, no tengo ni idea).
Llenos y saciados, volvimos a casa, paseando por calles parecidas y llenas de locales (cerrados) de asociaciones skins. Daba un poco de miedo, sobre todo sus declaraciones escritas en las persianas en plan "somos la única esperanza de la raza humana" y cosas así. Por lo visto, en este barrio conviven diversas tribus urbanas y culturas; desde rastas, chinos, moros, skins, etc... y se llevan bastante bien. ¿Quizá ese pequeño detalle sí sea una esperanza?

Antes de entrar, subimos a la azotea. Una vista preciosa, bajo las pocas estrellas que la polución y mi astigmatismo me dejaban ver. Una Luna casi llena ilumina nuestros rostros y Roma se extiende ante nosotros.

Bajamos a casa y conozco a Alex, uno de los compañeros de piso de Ana, gallego e ingeniero aeroespacial que, al día siguiente se va a Madrid.
Después del corto saludo, a la cama. Estoy demasiado agotado como para comenzar algún tipo de conversación. Mañana más.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Buongiorno

Comienzo un nuevo blog. Sí, otro más... Lo sé, como si tuviese tiempo de meterme en más cosas...
El caso es que estoy en Roma.
Sí, buona sera a tutti, o como se diga.

No tengo ni idea de italiano, ni conozco la ciudad. Estoy visitando a mi chica que está de beca Argos, trabajando en un taller de restauración. Por fín, después de cuatro meses y medio sin vernos, he podido venir.

Poco a poco iré subiendo cosinas del viaje. Fotos, anécdotas y, si puedo, dibujos. ¿Tendré tiempo suficiente de disfrutar de mi viaje y trabajar en mi nuevo proyecto?
Solo el tiempo lo dirá...